La muerte es un hecho trascendental que pone fin a la vida y que ha suscitado las más grandes reflexiones y profundas preguntas en los hombres. En el Occidente nos caracterizamos por la incertidumbre sobre la muerte, sintiendo temor por el morir, aún cuando sabemos que es un hecho inalterable de la vida. 

A lo largo de la historia filósofos y pensadores como Platón, Aristóteles o Epicuro, intentaron dilucidar el significado de la muerte y, de esta manera, ayudar al ser humano a enfrentar su temor a ella. Por ello, no es de asombrarnos que las religiones como el judaísmo, cristianos budistas, entre otros, tengan variados conceptos y rituales funerarios.

En el México prehispánico, la muerte estaba ligada a ciertos dioses y a la vida después de ella; de hecho, nuestras tradiciones están llenas de mitos, leyendas, poemas, canciones y de una mezcla de temor y humor; siempre abrazando a la muerte como una amiga inevitable.

Lo cierto es que la muerte es un proceso natural de la vida, tan cotidiano como el nacimiento de un nuevo ser; el problema está cuando nos toca de cerca, pues en ese momento atravesamos por una serie de sentimientos que nos hacen sentir frágiles y vulnerables, en donde la mente reacciona de forma intensa.

La Tanatología es una rama relacionada con todos los efectos que provoca la pérdida, además se define como el estudio interdisciplinario del agonizante y del fallecimiento. Una de sus finalidades principales es aliviar el dolor tras la pérdida de un ser querido y la desesperanza que trae consigo tanto en lo emocional como en el organismo.

Este proceso es acompañado por un tanatólogo, quien es un especialista que ayuda a mitigar y aliviar el dolor durante el proceso de duelo por el que transitan los familiares. 

¿Qué es lo que hace un tanatólogo?

El tanatólogo es la persona que se encarga de acompañar a las personas durante el proceso de duelo en cualquier tipo de pérdida. En el transcurso de nuestra vida nos vamos enfrentando a diversas pérdidas simbólicas o de naturaleza psicosocial, como lo puede ser el trabajo, noviazgo, matrimonio, nido vacío, soltería, infancia y adolescencia, etc.

Cada una de ellas pueden generarnos diferentes emociones así como somatizaciones, tales como irritabilidad, cansancio, falta de apetito, dolores de cabeza, náuseas, tristeza, desesperanza, inseguridad, soledad, ira, desconcierto, desesperación, culpa, entre otras.

Es en este momento cuando entra el tanatólogo, cuya función es brindarte su apoyo, conocimiento y acompañamiento para sobreponernos a la pérdida. El tanatólogo acompaña a las personas durante todo el proceso brindando las herramientas necesarias para poder cerrar ciclos y ayudar a sanar. 

Pero, ¿qué es duelo?

El término “duelo” viene del latín dolus (dolor) y es la respuesta emotiva natural a la pérdida de alguien o de algo, y este se manifiesta en el proceso de reacciones personales que siguen a una separación o a cualquier tipo de pérdida.

El duelo no tiene una duración definida. Cada persona pasa por su proceso personal en función de su personalidad, gravedad de la pérdida y los cambios que supone la nueva situación.

La madre de la tanatología Elisabeth Kübler-Ross, explicó que el duelo transita por cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. No obstante, estas cinco etapas no ocurren necesariamente de manera secuencial, sino que pueden coexistir y alternarse entre sí.

Por eso es de suma importancia que un tanatólogo ayude a la persona durante su proceso de duelo para poder transitar cada una de las etapas para poder asumir, en primer lugar, la pérdida, para después ayudar a comprender las distintas emociones que esta trae consigo.

Por ello, la función del tanatólogo es vital para aprender a vivir con una nueva realidad y traer un nuevo significado a su vida.

BIBLIOGRAFÍA

Tanatología, la inteligencia emocional y el proceso de duelo, Trillas. México. Castro. M.

Coaching Tanatológico. Trillas. Cloningher, S. Ortiz, M.

Sobre el bien morir, Gian Domenico Borasio.