Curiosidades sobre los rituales funerarios en el mundo
Independientemente de su cultura o país, en todas partes del mundo perder a un ser querido es una experiencia dolorosa y triste. Esto ha llevado a que diferentes sociedades a lo largo de la historia despidan a sus muertos de diversas maneras, buscando rendir un homenaje a los que se han ido con rituales funerarios en el mundo con características particulares.
Aunque muchos de estos rituales y ceremonias son similares en varias partes del mundo, también existen otras tradiciones que son únicas.
Bailando con los huesos
Los miembros de algunas comunidades en Madagascar consideran que la muerte no es eterna, y que los espíritus de sus seres queridos desean regresar, de forma esporádica, al mundo terrenal.
Debido a esto, realizan un rito funerario cada cinco o seis años que se conoce como la Famadihana o “el giro de los huesos”, en la que abren las tumbas de los difuntos para sacar los cuerpos, en donde los familiares pueden bailar y reunirse con ellos.
Los restos, que están en proceso de descomposición, son rociados con perfumes para controlar el olor, mientras suena música para acompañar y animar el baile. Durante la ceremonia, los familiares le cuentan a sus muertos sus anécdotas personales y le piden favores. Más que una ceremonia, es una reunión y celebración con los que se han ido.
Una despedida llena de soul
Un ritual único que podemos encontrar en Estados Unidos es la procesión funeraria que se realiza en la carismática ciudad de Nueva Orleans, en el estado de Louisiana.
La música de jazz es muy común en esta ciudad sureña, por lo que muchas familias suelen hacer una procesión con el féretro desde su casa hasta el cementerio acompañados por una banda de jazz , la cual empieza tocando temas tristes para dar paso a temas más alegres y festivos.
De esta manera la tristeza que deja la muerte la convierten en una celebración de la vida que tuvo la persona.
Los sirvientes de ultratumba egipcios
En el antiguo Egipto, todo el mundo se hacía enterrar acompañado de unas figurillas funerarias llamadas ushebtis que tenían la función de servir al difunto y hacerle la vida más confortable en el más allá.
En la tumba de Tutankamón se descubrieron 431 ushebtis y en la de Seti I, Belzoni creyó haber visto cerca de mil.
Vivir y morir como guerrero vikingo
Los Vikingos creían en la vida después de la muerte y lo simbolizaban mediante un barco a la deriva que se alejaba por el horizonte para trasmitir el fin de la vida y la llegada al otro mundo, mientras se incendiaba con flechas en llamas. Así las cenizas se esparcen por el fondo del mar.
Los vikingos tenían la creencia de que la forma de morir influiría en su paso a la otra vida. Morir en combate era la mejor manera de evitar vagar errantemente y para siempre como almas en pena.
Durante su celebración se cantaba, se hacían ropas para el difunto, se utilizaban ofrendas en forma de frutas, plantas y otros alimentos, incluso se sacrificaban animales ( como caballos); todo ello sin perder nunca la alegría.
Juntos hasta la vida y la muerte en la India
Durante la Edad Media era habitual que las mujeres viudas en la India practicasen el ritual sati. Este ritual hinduista mandaba que a la muerte del marido, la mujer se arrojara viva sobre la pira funeraria, manifestando así su amor y devoción.
Esta ceremonia era practicada especialmente por las mujeres de sacerdotes y militares (las castas más altas), ya que eran consideradas propiedad del marido, por lo que veían con normalidad este trágico final.
Una despedida de altura en las Filipinas
Algunos grupos étnicos de las Filipinas, como los igorot, que habitan en el Echo Valley (Sagada), cuelgan los ataúdes de sus difuntos en la pared de un acantilado.
Los habitantes de esta comunidad filipina tienen la creencia de que colocar a los muertos en las zonas más altas de los barrancos les acerca al cielo.
En muchos casos, los familiares deciden iniciar el rito cuando el cadáver ha comenzado a gotear sus fluidos corporales. Esperan este lapso de tiempo para untarse estos líquidos por el cuerpo, y así adquirir el talento y la suerte de la persona fallecida.
Una sopa conmemorativa en el Amazonas
El pueblo yanomamo que habita en el Amazonas está convencido de que la muerte no es un fenómeno natural, sino que ha sido provocada por un chamán de alguna tribu rival por algún motivo. Por este motivo se lleva a cabo un largo periodo de duelo durante el que intentan averiguar las razones por las que la tribu rival provocó la muerte.
Tras el duelo, el cadáver se incinera junto a sus pertenencias. Una semana después de su incineración se lleva a cabo el reparto de las cenizas entre familiares y amigos, para después organizar un rito conocido como “reahu“, durante el que se elabora una sopa de plátano para todos con las cenizas.
Un recuerdo eterno en la fotografía post mortem
Un caluroso día de agosto en 1839, nació en París una práctica asociada al reciente nacimiento de la fotografía: la fotografía post mortem. Una manera de honrar y recordar a los fallecidos que se popularizó para mostrar a los muertos como si en realidad no lo estuvieran. De pie o tumbado, el cadáver, acompañado de su familia o solo, parecía estar dormido. Si el fotógrafo se aseguraba de que mantuviera los ojos abiertos, la persona ni siquiera parecía haber pasado a la otra vida.
La elevada tasa de mortalidad infantil en la época victoriana hizo que los retratos post mortem de niños fueran particularmente comunes, por lo que la muerte se asumió con más naturalidad y era compartida con el entorno del hogar burgués.
La muerte en la era victoriana
Gracias a la Reina Victoria, el luto por los muertos durante su mandato se convirtió en una ocasión formal y estricta.
Cuando una persona fallecía los relojes debían detenerse en el momento de la muerte y los espejos debían cubrirse, ante la superstición de que el espíritu del difunto podría quedar atrapado en el cristal reflectante.
Se esperaba que una viuda sufriera por la muerte de su marido por, al menos, dos años. Durante este periodo debía vestir de negro en todo momento y solo podía asistir a la iglesia, por lo que no podía asistir a ningún evento social.
Un bar lleno de muerte en París
A finales del siglo XIX, la moderna ciudad de París marcaba muchas de las tendencias del momento y una de ellas era el interés por los sobrenatural y el ocultismo. Las ciencias esotéricas estaban en auge, sobre todo entre los miembros de las clases altas, gracias a los trabajos de autores como Papus o Eliphas Lévi. Así que se establecieron en la capital francesa varios cabarets en los que se representaban espectáculos relacionados con la muerte, el espiritismo y lo macabro.
A ello se debió el surgimiento de el Cabaret du Néant estaba dedicado a la muerte, tal y como mostraba su decoración con calaveras, estatuas siniestras y ataúdes que eran usados como mesas. Durante los espectáculos se usaban efectos especiales para simular apariciones de fantasmas, transformaciones y otros acontecimientos que junto con el ambiente tétrico, debieron crear una imagen bastante inquietante en la mente de los espectadores.
Si bien, existen un sin fin de rituales que nos ayudan a despedir a nuestros seres queridos y lidiar con el duelo, cada uno depende de las creencias, cultura e historia de la cultura que la manifiesta. ¿Qué otros ritos funerarios conoces?